lunes, 29 de abril de 2013

LACUADRA, JORGE - DISTANCIAS OCEÁNICAS

A través de infinidad de imágenes y esfuerzos artísticos, el hombre ha buscado paliar su finitud, su pequeñez ante lo inasible e inexorable del tiempo, y ante la materialidad de las distancias. Así parió civilizaciones y barbaries.
Uno de los más luminosos esfuerzos del hombre y su fragilidad, es la poesía. Sí, amigo lector, la poesía. Ese esfuerzo descomunal del espíritu del hombre de darle trascendencia a su sentir, a su existir, a su doler y a su gozar, de darle vuelo al lenguaje que se transforma por obra y gracia del poeta en un hecho trascendente, un ejercicio del espíritu y del intelecto. En la vital sensibilidad compartida.
Así las cosas, el poeta nos va contando con palabras nuestras, las cosas propias, y las hace de todos. Porque si bien cada hombre es individual, tallado en sus vivencias y en sus deberes culturales, cuando deviene poeta, suma al fogón de la vida de todos su propio ser, su propia luz, para que brille un poco más la vida misma, la vida en común que nos hace humanos.
Jorge Lacuadra trae a nuestro fogón un puñado de poemas universales, herederos respetuosos y prolíficos de voces mayores de la tierra grande de la palabra castellana. En sus versos reconocemos, con un guiño, a César Vallejo y sus heraldos, a Borges y su mitología, al canto popular de trovadores y caminantes, la interminable sucesión y superposición del asombro de las gentes ante el mundo, ante el tiempo, ante la Historia.
Porque la poesía es a la vez la mirada y la sensación, el gesto y su impresión, el idioma y sus fronteras.

Instantes en tus fotografías


El sabor siempre bienvenido del venenoso café.
La magia del fuego que idolatra tus pies pequeños.
El fantasma níveo y vivaz que se esconde en el gazebo.
La postergación de las agendas dormidas sobre el mantel.
Los infames cangrejos rojos en la verticalidad de las puertas.
Me gusta más este sueño en inglés: Jonathan Livingston Seagull.
Tu baile a escondidas como un hada en el borde íntimo del camino.
La Kabbalah de los innumerables y siempre negros, ojos del dominó.
Tus piernas y tus dedos que examinan el perfume marino del horizonte.
La espera ensayada mil veces del rayo verde del atardecer y su fútil muerte.
El ácido del pequeño limón en ese pisco “sour”, y sus lágrimas de angostura.
Tu silueta, que involucra el sueño en ese mar que es la piel de tus pensamientos.


Lector minucioso y vasto, Jorge Lacuadra es un artesano de la palabra que aprendió a mirar, y a acompañarse de otros caminantes que hacen a nuestro patrimonio común de curiosos andariegos de la palabra. Editorial LUNA DE MARZO tiene el íntimo orgullo de poner en sus manos este volumen, Distancias Oceánicas, una paleta delicada y representativa del trabajo y el talento de un poeta inédito, que merece ser leído con la calidez de alguien que honra el oficio y alimenta la luz del fogón de todos.
Que lo disfruten.

martes, 23 de abril de 2013

DEMONTE, JUAN DOMINGO - EL FIN DE LAS SOMBRAS

La novela de JUAN DOMINGO DEMONTE deja al desnudo una de las épocas más tristes de nuestra historia reciente.
Se encuentra ambientada en la década del sesenta, cuando militantes peronistas querían el regreso de Perón y el fin de la dictadura de Lanusse. Marcos, un joven de clase media, decide comenzar a luchar por sus ideales. No escatima esfuerzos e irrumpe en las organizaciones de aquel momento. Conclusión: Desaparecido.
Pasan casi 22 años y una decisión presidencial decide poner fin a la incertidumbre de su paradero. Un alto cargo de la policía de Santa Fe encomienda a un joven oficial con carrera promisoria que se encargue del caso y eleve a sus superiores las conclusiones de lo que pasó en aquellos días.
La descripción de cómo se encauza la investigación, el cambio del pensamiento del funcionario policial formado en la época del final del proceso, su herencia paterna dentro de la fuerza son una amalgama de formas y sentidos que JUAN DOMINGO DEMONTE imprime a la narrativa.
Conocedor de la jerga policial por los años de cronista en hechos delictivos, da a la novela un halo de impresionante verosimilitud. La vivencia del policía, su familia, el entorno, los atentados que va sufriendo mientras se acerca al final demuestran, una vez más, que mucho del aparato represivo sigue intacto y muy aceitado en nuestros días.
El final, por otro lado, dejará al lector con la boca abierta.
La narrativa ágil, profunda, llena de colores, aromas y la simpleza de la vida nos hará ver por el rabillo del ojo pensando que nos siguen. Tal vez hasta apuremos el paso, para dejar esa sensación de persecución intrínseca.
EL FIN DE LAS SOMBRAS o tal vez no, solamente una manera de recordar aquellos días y de saber que todavía hay mucho por ver.

LUNA DE MARZO hace una apuesta fuerte a este contenido y da un crédito enorme a este avezado periodista, hoy sin trabajo, que quiere contar su verdad.